Terapia asistida con perros Artículo escrito por Silvia Espinosa de los Monteros Iglesias, Terapeuta Ocupacional

Me gustaría comenzar este artículo explicando brevemente en qué consiste la Terapia Ocupacional para que el lector pueda hacerse una idea del valor que la Terapia Asistida con Animales, y más concretamente la Terapia Asistida con Perros, puede llegar a tener en nuestros días, no ya sólo para las personas con algún tipo de discapacidad sino también para cualquiera de nosotros.

La Terapia Ocupacional es aquella profesión que basa su actuación en lograr que la persona sea capaz de involucrarse en aquellas actividades de la vida diaria que tengan sentido para ella y, por ende, un propósito. Por actividades de la vida diaria entendemos las referidas al cuidado del propio cuerpo o Actividades Básicas de la Vida Diaria; aquellas orientadas a la interacción con nuestro medio o Actividades Instrumentales de la Vida Diaria y todas aquellas basadas en la Educación, el Trabajo, el Juego, el Tiempo Libre y la Participación Social.

Para que una persona forme parte activa de todas estas actividades, serán necesarias una serie de habilidades (motoras, de comunicación…etc.), unos patrones de desempeño (hábitos, rutinas, roles), y por supuesto, se tendrán que tener en cuenta tanto el entorno (cultural, físico, social…etc.) como las demandas de la propia actividad (acciones que requiere, funciones corporales que exige, tiempo y secuenciación…etc.). Sin olvidar las características de la persona (funciones y estructuras corporales).

Nuestro trabajo toma lugar en multitud de espacios, como puedan ser centros de día, centros de rehabilitación psicosocial, centros ocupacionales, hospitales, hospitales de día y un largo etcétera, siempre vinculado a la diversidad funcional, personas con discapacidad física o psíquica que necesitan de la Terapia Ocupacional para volver a implicarse en la medida de sus posibilidades en todas estas actividades.

Foto cedida por Asociación PAAT

Como Terapeutas Ocupacionales, hemos de ampliar horizontes y reciclarnos contínuamente si no queremos que nuestra intervención resulte monótona y poco estimulante para el que la recibe. Y es aquí donde la Terapia Asistida con Perros juega un papel innovador y altamente productivo. El perro terapeuta formará parte del proceso de rehabilitación, reeducación, integración y socialización de la persona.

El efecto que produce la interacción con el perro incide positivamente en todas las dimensiones de la persona, teniendo en cuenta que antes de que esta interacción se produzca hemos de llevar a cabo una evaluación previa, detallando un plan de intervención individual acorde con las necesidades de la persona y con unos objetivos terapéuticos específicos.

El vínculo que se crea con el perro y la relación de afecto que se llega a establecer con él, sentirnos los únicos responsables de su bienestar y cuidados, la estimulación sensorial y física que se produce de nuestro contacto con ellos o su sola compañía son sólo algunos de los frutos que pueden llegar a obtenerse de esta modalidad de intervención terapéutica.

Pero yendo más allá y aún a riesgo de caer en el uso de términos con una carga demasiado sui generis, los beneficios de dicha terapia para la persona pueden ser infinitos, a saber: adquisición de rutinas (dar de comer al perro a determinada hora o sacarlo a pasear a tal otra), asunción de responsabilidades (“si yo no me hago cargo del perro, puede pasarle algo”, “el perro depende de mí”, “me siento útil”), adquisición de hábitos (cepillarlo cada ciertos días, bañarlo cada cierto tiempo, llevarlo al veterinario regularmente), adquisi-

Foto cedida por la Asociación PAAT

ción de roles (rol de cuidador), favorece la motivación y la realización de ocupaciones significativas, favorece la comunicación verbal y la no verbal (silbidos, ladridos, miradas y gestos con un determinado significado), favorece la estimulación cognitiva (memoria, atención, percepción), incrementa la actividad física (jugar con el perro), estimula la sociabilización, la actividad en grupo y la capacidad de juego, es una fuente de estimulación sensorial  (vemos unas características y unas formas diferentes a las de cualquier otro animal, diferentes a las de las personas, oímos nuevos sonidos - ladrido, jadeo -, olemos y tocamos su pelaje tan característico).

Si bien es cierto que el perro terapeuta ha de tener una serie de cualidades indispensables, como son la obediencia, habilidades sociales en cuanto al comportamiento (ningún tipo de agresividad, no morder, no gruñir), carácter tranquilo y nivel de energía medio; todo ello podrá variar según el terapeuta ocupacional que realice la intervención y según la clase de grupo o persona a tratar.

En cuanto a la persona susceptible de dicha terapia, ha de estar de acuerdo con la misma, no se puede forzar a nadie, y ha de valorarse su motivación, su estado físico y psíquico, así como su grado de movilidad, entre otros. Se ha probado ya con pacientes con parálisis cerebral, autismo, trastor__

Foto cedida por la Asociación PAAT

nos psicológicos y de personalidad, discapacidad intelectual, personas en situación o riesgo de exclusión social, colegios, en residencias de ancianos y en algunas otras patologías. Pero no hemos de centrarnos tan sólo en personas con un tipo de discapacidad, pues es bien sabido que no hace falta un diagnóstico para ser posibles candidatos;  ¿quién no tiene un familiar al que le cuesta hacer amigos? ¿Quién no conoce a alguien que se encierra en casa por un gran complejo que le supera? ¿Quién no ha oído hablar de alguien al que le cuesta hacerse adulto y asumir responsabilidades? ¿Cuántas veces habremos escuchado eso de “no sirvo para nada”? Son casos que también deberían tenerse en cuenta y que por no estar inmersos en un contexto institucional se dan muchas veces de lado.

Siendo capaces de acoplar a paciente y a perro, los resultados pueden llegar a ser extraordinarios, y como muestra de ello ya existe en España la Asociación PAAT (Perros de Asistencia y Animales de Terapia), a la que os invito a conocer en la página www.paat.es.

En ella, la Terapia Asistida con Perros cuenta no sólo con la figura del Terapeuta Ocupacional sino también con la del Guía del Perro, pues no todos los profesionales de la rehabilitación podemos  contar con el conocimiento exhaustivo del animal, y es por ello por lo que el trabajo en equipo se hace indispensable.

Foto curso TAA Madrid 2008

Podréis encontrar también a profesionales especializados en el adiestramiento de los perros de asistencia, como puedan ser los perros guía para invidentes, los perros señal para personas con hipoacusia o sordera, perros de asistencia para personas con discapacidad física…etc.

Para terminar, y más como amante de los animales que como Terapeuta Ocupacional, me gustaría dar las gracias a mi madre por esta increíble página a la que tanto esfuerzo ha dedicado y dedica, a la que tantas y tantas horas de su vida ha regalado sin esperar nada a cambio, tan sólo con la esperanza de que en algún lugar una buena persona se hiciera cargo de la situación por la que pasan cada día cientos de perros y decidiera aportar su granito de arena adoptando y dando cariño y alegría a alguno de estos pobres abandonados y en su mayoría maltratados.

Sin la labor de mi madre y de todos aquellos voluntarios que sacan tiempo de donde no lo tienen, estoy segura que la situación en España de todos estos perros que pueden ustedes ver en sus pantallas sería aún mucho más caótica de lo que ya desgraciadamente es.

Por ello, gracias de nuevo por vuestra labor, gracias por dejarme un hueco donde poder contribuir a mi propia causa y gracias a los perros por su nobleza y fidelidad, por no juzgarnos por nuestra apariencia o carácter, por su cariño incondicional, por los buenos ratos vividos junto a ellos, por escucharnos cuando nadie más lo hace y por sacar de nosotros lo mejor.

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